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15 septiembre 2005 El miedo (inexplicable) a los enlaces externos
Suponga que usted es un lector interesado en la última novedad de Google; en su recién estrenado buscador de blogs, por ejemplo. E imagine que acude a la sección de Tecnología de su periódico digital preferido, para informarse sobre las características de ese servicio. Seguro que a usted le interesan mucho detalles como el número de weblogs que rastrea el nuevo buscador, el impacto que el nuevo servicio ha ocasionado en los competidores, o la evolución de la cotización bursátil de Google en las últimas semanas. Pero apuesto a que, por encima de todo, la información que más le interesa es ésta: http://blogsearch.google.com. Y no me refiero sólo al texto (sólo eso faltaría), hablo sobre todo del enlace activo. Pues bien, aunque parezca mentira, muchos periódicos siguen ocultando precisamente esa información que, en el fondo, no es más que un servicio de máximo interés para sus lectores. No daré ejemplos, pues seguro que usted tiene ya muchos en su memoria. ¿Cómo piensan los editores de esos diarios digitales, renuentes a incluir enlaces activos en sus páginas? Más o menos así: "Si ofrezco un enlace a una página ajena, el lector me abandonará y no volverá a mi redil; así que ni hablar de enlaces externos. El lector es mío y sólo mío". Ahora bien, ¿cómo piensan (y esto es lo fundamental) los lectores de esos diarios? Tome nota, señor editor: "¡Pero cómo es posible que no me den lo que yo quiero! ¡Un simple enlace! No volveré a leer este medio porque no me facilita lo que yo deseo: informarme y navegar". Internet reclama nuevas reglas de juego. Se acabó la endogamia mediática. Los lectores se la saltan. Y hacen bien. Si usted es editor de un cibermedio, téngalo en cuenta porque si no está abocado al fracaso. Etiquetas: redacción, reflexiones
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