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21 mayo 2008
Aprendamos a enseñar con tecnología

Entre los profesores de Universidad circula una anécdota, que nadie sabe si es del todo cierta, pero da que pensar. Por lo visto, un profesor se disponía a pronunciar una conferencia y el encargado de la técnica en la sala le preguntó: “¿Trae usted un PowerPoint o tiene algo que decir?”. No se sabe si la pregunta iba con segundas pero, a poco que uno frecuente congresos académicos o haya asistido a ciertas clases universitarias, reconocerá que aquel humilde técnico formuló la pregunta correcta.

Hoy día, en las aulas de la Universidad se hace en general poco uso de la tecnología como herramienta didáctica. Pero lo peor quizá es que cuando se emplea, a menudo se usa mal. Los profesores universitarios siguen apegados a viejos modelos pedagógicos, donde la forma convencional de enseñar, incluso cuando recurren al apoyo de presentaciones informáticas, es la clase magistral (y entiéndase el adjetivo en su acepción más prosaica: un señor que explica mientras sus alumnos se limitan a oír y, si hay suerte, a escuchar). No cabe duda de que cuando un profesor es además maestro, esa forma de dar clase basta y sobra. Sin embargo, como no hay tantos maestros como se quisiera, a los profesores cada vez nos resulta más imprescindible aprovechar los recursos técnicos que facilitan una enseñanza más activa, eficaz e interesante. Y los hay.

En los últimos años nos hemos beneficiado de una avalancha de tecnologías que nos permiten revitalizar los métodos de enseñanza. Hoy las universidades pueden dotar a sus aulas de dispositivos audiovisuales, pizarras interactivas y sistemas digitales de todo tipo. Las clases, además, pueden extenderse más allá del horario lectivo gracias a los sistemas de intranet, los blogs educativos o las bibliotecas virtuales. Existe, en suma, un sinfín de tecnologías que permiten enseñar mejor, siempre que se parta de la premisa de que el profesor ha de tener “algo que decir”. La tecnología no debe emplearse como una máscara de la incompetencia, sino como un refuerzo de la excelencia.

Ahora que el sistema universitario español ultima sus reformas con vistas a su adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior, es imprescindible que los profesores reflexionen sobre qué herramientas tecnológicas deben utilizar para la mejora de su docencia. Esta reflexión debe ir acompañada de inversión económica y apoyo de las instituciones, sin duda. Pero quizá más importante que ese apoyo sea un ingrediente personal previo: la voluntad.

Artículo [.pdf; 591 kb] publicado en el suplemento 'Campus' (nº 520, 21/05/2008) de El Mundo,
como apoyo al reportaje Un sistema universitario analógico en plena era digital

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::: 4 comentarios :::
Muy buena y oportuna su reflexión! Excelente! No podemos permanecer en PowerPoint de la vida. Los maestros deben tener "algo que decir" siempre!
 
¡Hola!

El otro día me ocurrió una cosa curiosa. Un día después de hacerte algunas preguntas por correo electrónico (lo cual te agradezco de verdad, espero que el profesor Díaz Noci lo tenga en cuenta, jeje) fui a una entrevista a El Mundo. Cuando estaba en la salita de espera abrí el periódico en cuestión y allí apareció tu artículo! Así que me lo lei y me pareció muy interesante y ciertísimo todo lo que dices. Lo se por experiencia...

un saludo!
 
Hay que predicar con el ejemplo, MrsPink. ;-)
 
El power point puede que disfrace la comodidad del profesor, y con unas simples transparencias la clase "magistral" está solucionada. Hace dos días lo comparaban con las diapositivas o filminas, y creo que no tienen nada que ver. Las diapositivas eran materiales de apoyo, y los power point se han convertido en el eje de las clases, suplantando incluso la figura del maestro.
 

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