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06 mayo 2002

OJD se pone seria


La Oficina de Justificación de la Difusión (OJD), organismo encargado de auditar las cifras de difusión de la prensa impresa y digital en España, acaba de hacer públicos los datos del primer trimestre de 2002 referidos a los medios de Internet. Como en ocasiones anteriores, todavía están pendientes de cerrar las cifras de audiencia de algunos medios, precisamente aquellos con mayor volumen de visitas. Sin embargo, como se apuntaba hace unos días desde el weblog colectivo Periodismo.org, los datos que ya se han hecho públicos sirven para percatarse de que OJD se ha propuesto apretar las tuercas a los medios digitales. Los últimos datos resultan, sobre todo en algunos medios, sorprendentemente distintos de los que venían siendo hasta ahora.

Las mayores sorpresas afectan precisamente a los medios con mayor difusión. El diario El País, a falta de cerrar las audiencias de marzo, muestra una severa caída desde los casi 140 millones de páginas registradas en enero a los 106 millones en febrero. Es cierto que febrero es un menos más corto que enero, pero la rebaja de 34 millones de páginas se antoja un batacazo importante. El Mundo, por su parte, desciende en el mismo período de los 111 millones a los 91 millones: es decir, 20 millones de páginas menos. Con todo, es el diario barcelonés La Vanguardia el que experimenta el correctivo más doloroso: de las más de 54 millones de páginas certificadas en enero, ha pasado a 17 millones en febrero; de un plumazo, han desaparecido dos tercios de su supuesta audiencia anterior.

En general, casi todos los medios han experimentado rebajas: el diario deportivo Marca ha perdido 12 millones de páginas vistas (de 76 a 64 millones entre enero y febrero), ABC se ha dejado en el camino 7 millones (de 32 a 25 millones en el mismo período), El Correo de Bilbao ha perdido 2 millones en tres meses (de 9,4 millones en enero a 7,2 en marzo)...

Todo parece indicar que, tras las sucesivas críticas que ha recibido OJD por sus discutibles criterios de control, por fin han decidido ponerse estrictos. Los refrescos automáticos de pantallas (empleados, por ejemplo, en los marcadores de resultados en tiempo real), los tan empleados pop-ups (pantallas que se abren sin previa solicitud del internauta) o las páginas informativas para agendas electrónicas ya no van a ser sumadas tan alegremente como han sido hasta ahora. Quién sabe si todo esto no acarreará un nuevo vuelco en el panorama de las audiencias de Internet en España. En cualquier caso, la polémica continúa.

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