En su enésimo proyecto periodístico, Luis María Anson recupera una cabecera histórica de la prensa española, aparecida en 1866. Desde esta pasada medianoche, ya vuelve a latir El Imparcial, aunque ahora sólo en la red.
El nuevo Imparcial no es el de arriba, sino éste de aquí abajo. Aunque, para ser un diario digital de 2008, no ha cambiado demasiado.
En su decimonónica declaración fundacional, El Imparcial digital se define a sí mismo como "la primera empresa mediática en español fruto de la colaboración y esfuerzo conjunto entre un grupo de experimentados periodistas y un núcleo de académicos internacionales", que pretende crear "un diario liberal e independiente al servicio de la información y el análisis". Sin embargo, entre las nada menos que 3.014 palabras de esa interminable declaración no hay hueco para mencionar siquiera una vez el término 'internet'. Sintomático.
Que nadie busque en este medio recursos interactivos o formatos multimedia. El nuevo diario sólo le brindará las firmas y noticias piramidales de siempre, aderezadas con una prosa recargada y una estética impropia de los tiempos que corren. En suma, tecnologías de hoy al servicio de un periodismo del pasado. Por ese camino les será difícil reverdecer viejos éxitos, me temo.
Creo que el periodismo debería seguir siendo la misma profesión que ha sido siempre a pesar del avance de las nuevas tecnologías.
Actualmente, el desarrollo del "nuevo" medio no siempre está beneficiando a la calidad de la información que muchas veces se supedita al entretenimiento y a la captación de las volátiles audiencias cibernéticas.
Sin embargo, es cierto que no se puede intentar hacer buen periodismo tampoco desde lo arcaico, camuflado bajo un dominio ".es".
El error está en no saber aprovechar las infinitas posibilidades que nos ofrece Internet, para poder hacer un mejor periodismo.
Mi pregunta es: ¿Es posible la vinculación entre el entretenimiento, que permiten la interactividad y la partcipación, congeniadas con la realidad multimedia, y la calidad informativa?
Realmente, si lo que pretendían con el nuevo Imparcial era adaptarse a los nuevos tiempos lo han hecho de una manera exageradamente vaga...
¿Es posible la vinculación entre el entretenimiento, que permiten la interactividad y la partcipación, congeniadas con la realidad multimedia, y la calidad informativa?
Indudablemente, sí. (Y podría dar muchos más ejemplos.)
De hecho, "información de calidad que entretiene" es, probablemente, la definición más simple del buen periodismo.
otro detalle: la mania de los diarios españoles de nombrarse como lo que NO son. ¿Cómo un periodico claramente de derechas, sin pluralidad, va a llamarse El Imparcial? Esto es un cachondeo. Y en el otro extremo está El plural, de ultraizquierda, que tampoco es diverso. En fin...
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El nuevo Imparcial no es el de arriba, sino éste de aquí abajo. Aunque, para ser un diario digital de 2008, no ha cambiado demasiado.
